viernes, 23 de marzo de 2007

Matar a un Ruiseñor (To Kill a Mockingbird)



TO KILL A MOCKINGBIRD (MATAR UN RUISEÑOR)
Universal, 1962; de Robert Mulligan.
Gregory Peck, Mary Badham, Brock Peters, Philip Alford, and introducing Robert Duvall.
Adaptación de la nivela de Harper Lee "To Kill a Mockingbird".
La película inaugural de la Sociedad está considerada por muchos críticos (entre los cuales por supuesto me incluyo; estamos Pumares, yo y otros cuantos) como una de las mejores películas de la historia del cine (¿hace falta añadir del cine en la expresión historia del cine? nunca lo supe).

Cuanta estupendamente la infancia, parte de ella, de Scout: la hija que todos queremos tener, después de Margarita, durante la crisis de 1927 en el Medio Oeste americano.
Cosillas de los protagonistas, todos en general, porque la película todos la hemos visto. Así que, en conclusión a lo que es la historia, yo creo que entusiasma porque es un canto a la honradez o, lo que es mejor a la hombría de bien. En medio de una austeridad bastante espartana (sólo 80 años nos separan de las calles sin asfaltar de la película y el calor tremendo del verano que se combatía, nos cuenta Scout, con polvos de talco que hacían que los cuellos de las mujeres parecieran galletitas (nunca he entendido la comparación, lo reconozco)), Atticus Finch no renuncia a ser bueno porque es como se debe ser. A educar a sus hijos, a ayudar a sus vecinos, a hacer lo correcto porque es lo correcto; y tampoco renuncia a Calpurnia a la que trata maravillosamente, ni a las buenas maneras, ni a la hospitalidad, ni a restar importancia a las travesuras de sus niños acompañados por Tití, que ganó, pobrecito, un concurso de niños bonitos mientras esperaba a su padre.

Y creo que no soy el único al que Atticus Finch le parece que es como hay que ser, porque haciendo memoria, recuerdo a Robert Duvall mucho tiempo después, allá por 2003, diciéndole a su nieto que "el honor, al valor y la virtud son lo único que importa; y que el poder y el dinero, el dinero y el poder, no valen absolutamente nada"
Gregory Peck.

Nació en 1916 en La Jolla, California, y su nombre completo es Eldred Gregory Peck; Eldred no tiene glamur, es cierto. Hijo de un farmacéutico, empezó a estudiar Medicina en Berkeley, pero a mitad de camino soltó el fonendo y se puso a representar en el grupo de teatro de la Facultad. Se lo fue tomando más en serio y se puso a estudiar en la Neighbourhood Playhose de Nueva York, y de allí saltó a Broadway donde participó en obras como "The Morning Star" o "The Willow and I".

Debutó en el cine con "Days of Glory" (Jacques Tourneur) en 1944 y toda la década de los 40 se le dio bien (toda su vida, pero ya lo iremos viendo): Las llaves del Reino (Jonh M. Stahl, 1944, por la que se le propuso para el Oscar ¡en su segunda película!) "Recuerda" (Alfred Hitchcock, 1945) "Duelo al Sol" (King Vidor, 1946), "El Despertar" (Clarence Brown, 1946, con nueva nominación al Oscar, aunque yo confieso que me pareció aburrida y excesivamente meliflua), "La Barrera Invisible" (Elia Kazan, 1947, nueva nominación) o "Almas en la Hoguera" (Henry King, 1949, ¡cuarta nominación en cinco años, la estatuilla estaba asustada ya!) fueron algunos de los títulos que en cinco años le habían convertido en una de las estrellas más brillantes del momento.

En los 50 y 60 sigue luciéndose muchas veces con papeles de héroe que todos recordamos : "El Hidalgo de los Mares" (Raoul Walsh, 1951); "Las Nieves del Kilimanjaro" (Herry King, 1952); "Los Cañones de Navarone" (Jack Lee Thomson, 1960); loco peligroso para todos, autodestructivo y casi suicida, como ahora contaré "Moy Dick" (Jonh Huston, 1956); o de canalla arrepentido y de buen corazón en la fabulosa "Vacaciones en Roma" (William Wyler, 1953), de la que disfrutamos gracias a María hace un par de meses. No nombro todas porque son infinitas, pero no me resisto a mencionar "Mi desconfiada esposa" (Vincente Minelli, 1957), divertidísima y con la maravillosísima Lauren Bacall. La anécdota de Moby Dick: estuvo a punto de ahogarse (sin exagerar) cuando, montado en una Moby Dick de cartón piedra, el cable que les unía al barco se rompió en mitad del Mar del Norte (o por ahí) y les perdieron entre la niebla. Aquello eran actores.
Me estoy alargando, y esto no habrá quien lo lea. Siguió actuando hasta 1991 en que tuvo un papel en "El Cabo del Miedo" (Martin Scorsesse), remake de "El Cabo del Terror" (Lee Thomson, 1962), y le vimos haciendo de Menguele "Los Niños del Brasil" (Frankin J. Schaffner, 1978) y en una espantosa por lo terrorífica obra con continuación acerca de la encarnación del Anticristo "La Profecía" (Richard Donner, 1976, año de mi nacimiento...que mal rollo).

¿El mejor actor de la historia? No lo se. Pero cuando hemos hecho listados todos le hemos incluido. Se casó dos veces, se divorció una (la primera) y debía ser buena gente, porque se dedicó a muchas obras benéficas.


Mary Badham.


La maravillosísima Scout es la otra mitad de la película y, haciendo honor a su apellido, aparece disfrazada de jamón al final. Ella es la narradora de la historia, mezclándose la realidad con la ficción en la propia infancia de Harper Lee cuyo padre también era abogado.


Nació en Birmingham (todo es jamón en su vida de una u otra forma), Alabama, en 1952 y la eligieron entre 2000 niñas para el papel. Parece que eligieron bien. Es pendenciera, chicote, mimosa a veces, testaruda, quiere mucho a su hermano Jem y adora a su padre al que no entiende demasiado bien, mientra se enfrenta a vecinos malencarados que a pesar de saber un santo a Atticus Finch estarían dispuestos a lincharle por defender a un negro inocente. Demasiado para una niña que no entiende que un granjero pague un pleito en nueces a su padre o que se sorprende de que un niño pobre y hambriento pueda perder los papeles ante la compota.

Tiene un vecino, Boo Radley cuya existencia no está muy clara hasta el final, del que todos dicen que es un loco, un asesino o todo junto y que vive encerrado con sus padres; no obstante, la sensatez de Atticus (nunca papá) y el cariño de Boo Radley, le enseñan que no hay que juzgar por las habladurías y que todo el mundo merece un respeto y un cariño por encima de los miedos o la mezquindad. No conocía a ciertos políticos...

No hizo carrera en el cine; dos pelis, alguna serie de televisión...

Robert Duvall.

Su aparición como el autista Boo Radley llena la pantalla. Está bien hasta cuando no aparece: su presencia asusta, inquieta, provoca disparos y sustos de muerte. Y también hace regalos, talla esculturas de niños en jabón, protege, salva, mata... Pocos papeles de tan poquísimo tiempo de pantalla y sin una sola línea de diálogo son tan redondos.

Y después siguió cosechando éxitos. Por decir algunos: "Valor de Ley" (Henry Hathaway, 1969), las increíbles "El Padrino" y "El Padrino II" (Francis Ford Coppola, 1972 y 1974), "Apocalypse Now" (Francis Ford Coppola, 1979) o la fabulosa "El Secreto de los McCaan" (Tim McCanlies, 2003).

Tiene bastante gracia que parte de su familia (la materna) deciende, como la autora de la novela, del General Lee, héroe confederado con cuya rendición acaba la Guerra de Secesión norteamericana como lamenta amarguísimamente Gerald O'Hara. ¿Qué habría dicho Lee si hubiera sabido que después de todo lo que hizo él, sus bisnietos hiban a librar batallas cinematográficas en defensa de los negros de Alabama? Quizás haya que informarse acerca de cómo piensan de verdad los sureños " de toda la vida".

Harper Lee.

Lo alucinante de Harper Lee es que apenas escribió nada. Su única novela es Matar un ruiseñor, y ganó el Pulizer con ella en 1956. Un par de ensayos después y desapareció. Ni una entrevista, ni una aparición pública. Una desaparición como la de Scout.

Aparece en "Capote" (Bennet Miller, 2005) caracterizada en Catherine Keener y junto a Philip Seymour Hoffman, como la amiga que fue del autor de "A Sangre Fría" y "Desayuno en Tyffany's".
He buscado la novela, pero la única traducción que encontré era tan mala que no seguí leyendo. Además habría tenido que robarla porque estaba en un estantería de una casa alquilada en Panjón hace muuuuchos años y le tuve que quitar el precinto. No la habían abierto. Pues léela en inglés direis...Qué pereza, no? Puede ser un año leyendo, aunque seguro que, al final, valdría la pena.
To Kill a Mockingbird, en mi opinión, es un peliculón como pocos.





6 comentarios:

Michael O'Leary dijo...

Bueno, hay algunos errores de tecla como "nivela" o "hiban" que no se sabe si es del verbo "aber" o del "hir", pero más o menos se hentiende

remington steel dijo...

Bien, bien. Esto marcha. Presiona a Manolo y a María, que hoy ha terminado la segunda semana, y en teoría Manolo ya debe estar un poco más liberado.

remington steel dijo...

Pero no era su nieto, ¿no? Yo creo que era algo así como su sobrino segundo. Gran peli.

Michael O'Leary dijo...

Bueno. Yo dije loro...generalizando

remington steel dijo...

Por Dios, Fernando, quítale esa hache al iban, que me pone nerviosa. Ya que veo que sabes cómo modificar una entrada, porque has cambiado las fotos,...

remington steel dijo...

¿Lo del loro es un chiste que no recuerdo, supongo?