El pasado año Spielberg y Lucas se decidieron a lanzar la cuarta y hasta ahora última aventura de Indiana Jones, y corrieron ríos de tinta acerca del talludo héroe. En todos los periódicos publicaron retrospectivas de este arqueólogo universal que vio la luz por primera vez en 1981 y que a lo largo de los siguientes ocho años hizo las delicias de nuestra generación y engordó las arcas de sus siempre taquilleros padres. En una de tales crónicas leí que alguien entre los que participaron en la gestación de "En busca del arca perdida" (y cómo lamento no recordar quién, creo que era una mujer, pero ni siquiera eso podría asegurarlo) se había sorprendido de no encontrar en los créditos de la película ninguna alusión a "El Secreto de los Incas", ya que en el proceso de darle a Indy su aspecto definitivo se habían inspirado abierta y declaradamente en el protagonista de dicha película. Por fin he saciado la curiosidad que tenía desde entonces, y me he animado a ver "El Secreto de los Incas". La película es una obra menor, protagonizada por un joven Chuck Heston y dirigida por Jerry Hopper, un director de tercera que pronto centraría su carrera en la televisión, aunque volvió a dirigir a Heston en La Guerra Privada del Mayor Benson.
¿Y cuál es la conclusión tras el visionado? Que es extraordinariamente injusto reducir la influencia de la precuela a una similitud física de los personajes. Y ya no digamos eludir un agradecimiento explícito en los créditos. Eso raya en el plagio. Lucas y Spielberg son claros acreedores de esta peliculita, cuyo protagonista tiene con Indiana parecidos y, claro, también diferencias. No es un intelectual, es un furtivo y está más interesado en la fortuna que en la gloria. Pero es un aventurero guapo, canalla, irresistible a las mujeres, con cazadora de cuero, pantalón beige, barba de tres días y sombrero panamá, que siente una extraña atracción por las joyas arqueológicas. Hasta ahí ninguna sorpresa, esto es más o menos lo que yo había leído, Indiana Jones se parece a Harry Steele (sí, se me olvidaba, se apellida como yo). Pero aún hay más. El señor Steele tiene una pieza arqueológica, un fragmento de un mapa grabado en piedra, que indica dónde hallar el tesoro que todos buscan. Y el lugar exacto, el escondite del "secreto de los incas" sólo se revela cuando un rayo de sol entra en el santuario y se refleja en la piedra de Steele. Vamos, que el profesor Jones se habría ahorrado trabajo si hubiera visto esta peli,... Lástima que era de 1954, y, claro, el Arca la debían estar buscando allá por el 38 ¿no?
En fin, como curiosidad comentar también que en la película aparecía la cantante lírica peruana Yma Sumac, cuyo registro vocal de cuatro octavas y media la hizo al parecer famosa en todo el mundo, creo que hasta tiene una estrella en el Paseo de la fama de Hollywood, y desde luego que hizo gala de su potencial canoro ejerciendo de sacerdotisa del templo del sol, es asombroso escucharla. Yma Sumac murió en noviembre del año pasado en Los Ángeles.
Y no me resisto a comentar que la otra película de este prescindible tándem que formaron Hopper y Heston también parece haber inspirado otra: ya dije en el In Memoriam de Charlton Heston que el John Kimble de "Poli de Guardería" se parece un tanto al Mayor Benson que encarna Chuck.
1 comentario:
Qué fenómeno. Me parece de lo más apropiado este ejercicio de arqueología cinematográfica. No se puede esperar nada bueno de Spielberg (salvo a Indiana, Obi Uan, una, dos o incluso tres fases, Elliott...)
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